El Bombardeo de Plaza de Mayo: Terror y Golpe en la Argentina de 1955

El 16 de junio de 1955, Buenos Aires fue escenario de uno de los episodios más oscuros y violentos de la historia argentina. En una jornada que quedó grabada en la memoria nacional, la Armada Argentina, con apoyo de sectores de la Fuerza Aérea, lanzó un ataque brutal con el objetivo de asesinar al presidente Juan Domingo Perón y su gabinete. Este intento de golpe de Estado no solo buscaba eliminar al gobierno, sino también sembrar el terror entre la población civil.

El Contexto del Ataque

El plan de los conspiradores incluía la instauración de un triunvirato civil compuesto por Miguel Ángel Zavala Ortiz (UCR), Américo Ghioldi (Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (Partido Conservador). El ataque no se limitó a la eliminación física de Perón, sino que también pretendía desestabilizar el país mediante el terror dirigido a los ciudadanos comunes.

Desarrollo del Bombardeo

Aquel jueves frío y nublado, los aviones de la Aviación Naval arrojaron más de cien bombas, con un total de entre 9 y 14 toneladas de explosivos, sobre la Plaza de Mayo, la Plaza Colón y las áreas circundantes de la Casa Rosada, el Ministerio de Ejército, y el Ministerio de Marina. Las bombas cayeron en sucesivas oleadas entre las 12:40 y las 17:40, causando devastación y pánico. Aunque el presidente Perón no se encontraba en la Casa de Gobierno, el ataque dejó más de trescientos muertos y más de mil doscientos heridos, en su mayoría civiles.

Consecuencias y Significado

El bombardeo fracasó en su intento inmediato de derrocar a Perón, pero marcó el inicio de un ciclo de violencia y represión que culminaría con el golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955. Este evento abrió la puerta a un periodo de autoritarismo que encontraría su máxima expresión en la dictadura cívico-militar de 1976.

Vínculos y Legado

Los responsables del ataque de 1955 incluían figuras que más tarde jugarían roles prominentes en la represión de la última dictadura militar, como Emilio Eduardo Massera, Horacio Mayorga y Oscar Montes. Muchos conspiradores se refugiaron en Uruguay, manteniendo redes de poder e influencia que perduraron hasta los años más oscuros de la dictadura.

Recuperación de la Memoria Histórica

Durante décadas, el bombardeo fue un episodio olvidado de la historia argentina. Sin embargo, en 2005, el presidente Néstor Kirchner impulsó una investigación oficial sobre el ataque. En 2008, se inauguró un monumento en homenaje a las víctimas cerca de la Plaza de Mayo, y en 2009, se sancionó la ley 26.564, que otorgó indemnizaciones a las víctimas. Estas iniciativas ayudaron a reconstruir y reconocer los hechos, subrayando la importancia de la memoria histórica.

El bombardeo del 16 de junio de 1955 es un recordatorio de los peligros del autoritarismo y la violencia política, y subraya la necesidad de recordar estos episodios para evitar su repetición en el futuro.

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