Hallaron restos fósiles en Mar del Plata
El equipo de paleontólogos del Museo Municipal de Ciencias Naturales de Mar del Plata ha realizado un descubrimiento excepcional: los restos fósiles de una familia de perezosos terrestres gigantes que habitaron las costas bonaerenses hace más de 5 millones de años. Este hallazgo, realizado en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, destaca por ser la primera vez que se registra un grupo familiar completo de estos animales prehistóricos.
La vecina marplatense Patricia Salicio fue la primera en encontrar estos fósiles mientras buscaba caracoles en las playas acantiladas frente al regimiento militar GADA 601. A medida que se iniciaron las labores de campo, se identificó que se trataba de tres ejemplares de perezoso terrestre gigante de la especie Scelidotherium leptocephalum, preservados en el interior de su antigua madriguera subterránea.
Este descubrimiento es crucial para el equipo de investigación, ya que proporciona un registro muy completo de un grupo familiar de perezosos terrestres, también conocidos como Celidoterios. Estos animales eran excavadores gigantes que construían extensos túneles interconectados, formando verdaderas ciudades subterráneas. Con dimensiones de 3,5 metros de largo, 1,2 metros de alto y un peso cercano a los 850 kilos, poseían características anatómicas adaptadas para la vida subterránea, incluyendo cabezas alargadas, brazos fuertes con garras desarrolladas y la capacidad de excavar túneles de hasta dos metros de diámetro.
Los trabajos de rescate estuvieron condicionados por las mareas y el clima, requiriendo una semana de trabajo en campo seguida de otra semana en el laboratorio para preparar los elementos óseos recuperados. El análisis geológico indicó que la madriguera se inundó súbitamente con agua y lodo, provocando la muerte de los animales por ahogamiento y su preservación inmediata.
Adicionalmente, a 50 metros al norte del primer hallazgo, se descubrieron los restos de un Pampatherium typum, un armadillo terrestre gigante. Este animal, especializado en la vida fosorial, presentaba un caparazón móvil y era similar en apariencia a un tatu carreta, pero de mayor tamaño, llegando a pesar hasta 250 kilos y medir dos metros de largo. Ambos hallazgos, de los perezosos terrestres y el armadillo, destacan la riqueza de la fauna prehistórica sudamericana y su adaptación a la vida subterránea.