Cuando el 95% dice «llueve», abrí el paraguas
El mundo está cambiando vertiginosamente. Argentina sigue en su plano inclinado sin fin. No solo se está entregando la soberanía de la Nación, el patrimonio de todos los argentinos, sino que se está hipotecando el futuro de nuestros hijos y nietos. Es hora de mostrar de qué madera estamos hechos y decidirnos a poner la casa de todos en orden. Ojalá no sea demasiado tarde.
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