Una cosa es querer y otra es poder y tener con que

Por Raúl Hutin*

Queridos colegas MiPymes; se con el ahínco que cada uno de ustedes defiende su emprendimiento, lo que les costó llegar y las diferentes vicisitudes que tuvieron que soportar en el transcurso del tiempo para mantenerse en pie. Entonces, con su experiencia, ¿dejarían la empresa para que la maneje un desconocido, simpático, juguetón, pero con cero experiencia en el manejo de personal, de administración, de producción y hasta de logística?

Seguro que no, cada uno de nosotros aprendió con los golpes de la vida, que no se puede jugar el destino de la familia, el de los hijos, nietos y el propio, revoleando una moneda a cara o cruz, no se puede improvisar ni creerle a un encantador de serpientes que viene a la fábrica o al comercio a ofrecernos la receta mágica, el elixir para la vida eterna, pero que nunca se engrasó los zapatos, tuvo que pelear con el gerente del banco para pagar la quincena, o conseguir la plata porque vencía el 931.

Por el contrario, si tenemos que abandonar el timón del barco por distintas circunstancias y por distintos periodos, nos cercioramos fehacientemente que nuestro reemplazante sea: suficientemente idóneo, con experiencia en el manejo de la empresa, con el tesón necesario para enfrentar tormentas, con la sabiduría para negociar las difíciles, con la honestidad para pensar solo en el conjunto por sobre sus intereses personales y con la ecuanimidad para ser justo en cada planteo al que se enfrente. Con todo eso, nos vamos sin desconectar el celular…por las dudas.

Si todas esas precauciones las tomamos para con nuestra empresa, ¿Cuántas más deberíamos tomar para decidir quien toma en sus manos el manejo del país? Ya no el destino de una familia o un conjunto de ellas, sino de todas las familias y de cada uno de los habitantes de la Patria. Lamentablemente, los problemas que debe enfrentar esta empresa llamada Argentina, son muchísimos, tendiendo a infinito y abarcan todas las áreas del quehacer público. Por esa razón, ya no alcanza un “practico “que sea experto en algunos senderos, sino alguien con: conocimiento, experiencia, pragmatismo, voluntad, coraje, honestidad y patriotismo, para llevar adelante con éxito esta difícil tarea.

Como ni ustedes ni yo creemos en la magia, sabemos que no existe la posibilidad que una sola persona pueda asumir semejante compromiso y reúna todas las cualidades antes mencionadas, sino que lo debe asumir aquel que cuente con un equipo preparado y dispuesto a enfrentar el riesgo. Pero además un pueblo entero acompañando, alineado en las mismas metas: claras, mensurables, cumplibles, con tiempos acotados. Tal que podamos ir construyendo certidumbre. El conjunto social espera que los grandes sectores representativos, o sea, la producción, el trabajo, el estado, se reúnan en un “gran acuerdo nacional”, que nos olvidemos por los próximos  años de la lucha partidaria y pensemos en conjunto el cómo llevar adelante esta ciclópea tarea.

Estoy persuadido que cada uno de nosotros quiere vivir en un país en crecimiento, con calidad de vida digna para todos sus habitantes, en paz, seguridad, respetando los derechos humanos de todos y cada uno, con una salud tratada y atendida con decoro y una educación en el centro de la preocupación y el estímulo de un Estado presente. Donde se cuide el medio ambiente, se respeten los recursos naturales, donde se trabaje para que prevalezca la justicia social y no dependamos, como sucede en estos momentos, de las decisiones del FMI en todos los estratos de la cosa pública y por el contrario logremos la ansiada independencia económica. Por sobretodo, hagamos respetar nuestra soberanía política como Estado Nación.

Nosotros, como empresarios, tenemos claro a donde queremos llegar en lo nuestro. Propongamos las mismas herramientas para el país. Un programa transparente que nos permita a cada uno de los ciudadanos medir los desvíos e introducir de inmediato las acciones correctivas necesarias, no después que finalice un gobierno y se termina echándole la culpa al anterior, sino cada cuatro meses hacemos balance de la situación a conciencia y sin barrer la tierra bajo la alfombra. En cada área, en cada repartición, en el BCRA, en la aduana, en lo que se produce, en lo que se exporta, como y cuando se cobra y que se hizo con las divisas. O sea, lo que hacemos en nuestra empresa: caja, bancos, inventarios, balances y origen y aplicación de fondos. Todo esto, de cara al pueblo que es nuestro mandante, nuestro jefe y al que le tenemos obligación de rendir el resultado de la gestión.

Estoy seguro que queremos que así se haga. Tenemos la posibilidad de contar con gente idónea para llevar adelante el gerenciamiento de esta magna tarea. Sabemos que de arranque no contamos con todas las cartas en el mazo, habrá que apechugar. Pero el gerente debe presentarse a explicar dónde está el cuello de botella y seguro, con honestidad, la población le responderá con su apoyo y comprensión. En esta etapa no se puede trabajar de espadas, con ocultamientos, la verdad tarde o temprano aparece y no se puede esconder detrás de un dedo.

Trabajemos en unidad para alcanzar las metas y seguro que, no solo lo lograremos, sino que nos sentiremos parte de ese triunfo y lo viviremos con más alegría y compromiso.

*Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)