Vanesa Castro Borda: «Necesitamos una representación colegial independiente, creativa, que se enfrente al poder, con espíritu de cuerpo para defender nuestras incumbencias profesionales, los derechos y fortalecer el sistema democrático»
La Dra. Vanesa Castro Borda, referente del Espacio Abierto de la Abogacía (EADA), fue consultada por InfoPBA de cara a las próximas elecciones en el Colegio Público de la Abogacía de Capital Federal.
El 16 de abril son las elecciones en el Colegio Público de la Abogacía de Capital Federal, vas a ser candidata de Espacio Abierto de la Abogacía. ¿En qué se diferencian ustedes del oficialismo actual y del espacio de Jorge Rizzo que condujo el Colegio 18 de los últimos 20 años?
– El valor agregado de nuestra agrupación es que tenemos vocación de transformar el ejercicio de la profesión. Somos una agrupación nueva, una generación joven, que está dispuesta a dar esa batalla. Creemos que hay que hacerlo con absoluta independencia de la política partidaria, porque esa dependencia condiciona, achica la perspectiva, limita las acciones. Proponemos salirnos de esa lógica partidaria, levantar la mirada en búsqueda de nuestros colegas, para que juntos podamos hacer que el ejercicio profesional sea una herramienta para construir un país mas justo, igualitario y soberano.
Convocar, defender, entusiasmar e incluir es la tarea.
Cuando nos dicen pero: “ustedes también hacen política”…:¡claro que hacemos política!, si la política es la herramienta para transformar la realidad. La pregunta es para qué y para quiénes. Aquí la respuesta es: para hacer política colegial en defensa de nuestros colegas; para jerarquizar nuestra profesión; para ponerla en valor, enaltecerla; crear un espíritu de cuerpo, que hoy no tenemos.
A nuestro criterio -insisto- solo se logra con independencia de la política partidaria, ya que es la forma que te permite trabajar con libertad y ella trae pluralidad y diversidad.
Vos fijate cómo se llama esta agrupación: “Espacio Abierto”, eso somos, eso queremos, eso habla de nosotros, desde ese lugar convocamos y deseamos construir poder para lograrlo.
Nos duele ver el edificio (enorme) del Colegio Público vacío, máxime cuando -en tiempos de crisis- se gastan fortunas en seguridad, mantenimiento, limpieza, etc. erogaciones que no mejoran el ejercicio profesional. Hoy se mantiene una estructura obsoleta, sin sentido, sin comprender el desafío que implica ser abogada o abogado en tiempos donde la tecnología irrumpió en nuestras vidas y cambio el modo de ejercer la abogacía. Nosotros queremos que ese edificio se transforme en la segunda casa del colegiado/a, un lugar de encuentro, contención, formación, donde se debatan los problemas reales, los nuevos desafíos y allí se construyan las soluciones; desde ese lugar podemos transformar la colegiación, el ejercicio profesional hacerlo mas ágil, liviano, comprometido y lindo.. ¡sí, más lindo también!
¿Cuáles son los problemas que viven hoy los abogados que litigan en la Provincia de Buenos Aires y en la Ciudad de Buenos Aires? ¿Tienen los mismos problemas o sus realidades son distintas?
–La problemática de la abogacía hoy es enorme, va desde cuestiones simples (o no tanto) como es el pago de la matricula, del bono, de los gastos que implica sostener una estructura (teléfono, internet, oficina, etc) a mas complejas, como es el rol que cumple la abogada o abogado en la sociedad, su desprestigio, la falta de formación y jerarquización, la penetración de la inteligencia artificial, el avasallamiento a las incumbencia profesionales, la regulación honorarias deficitaria, la falta de representación gremial genuina, la incorporación de el o la novel abogada a la matricula, entre otras.
Creo que todos los que que alguna vez abrazamos esta noble profesión, lo hicimos desde la intima convicción de poder transformar la realidad y otorgar derechos a quienes lo necesiten. En el camino algunos han priorizado sus propios intereses en detrimentos de sus representados. Claro esta que la dirigencia -hasta aquí- no ha logrado transmitir ni fomentar los principios éticos de la abogacía. Tampoco han sabido sancionar y comunicar esas conductas reprochables.
Es la actividad gremial quien debe recoger el problema, abordarlo con seriedad y convicción y así combatir el desprestigio existente (ganado o no tanto).
Desde EADA estos temas nos interpelan, convocan, exigen y comprometen para tomar acciones claras y contundentes para transformar nuestro sector.
En ese mismo sentido también hemos perdido credibilidad y poder.
Fijate lo que acaba de ocurrir en nuestro país, el Presidente electo en sus primeros cien días de gobierno dictó un DNU y propuso al Congreso la Ley Ómnibus, derogo de un plumazo más de trescientas leyes vigentes y a su vez ataco de manera directa nuestro ejercicio profesional, quitándonos incumbencias tales como los divorcios (administrativos)y las sucesiones (notariales).
Ambas actos del poder ejecutivo puso en crisis el estado de derecho sin embargo los dirigentes colegiales -a mi criterio- han resistido muy livianamente.
Aquí, nobleza obliga, debo decir que la falta de acción contundente, creativa y firme se reflejo en todos los estamentos de la representación sindical ya sea en la federación, en los colegios provinciales y departamentales.
Entonces podemos pensar que esa orfandad podría nacer -en parte- de nuestro desprestigio y la falta de poder gremial.
En otros lugares del mundo la abogacía se une en post de sus intereses, solo como ejemplo la barra de abogados en Estados Unidos, o la orden de abogados de Brasil, son órganos de consulta permanente e indispensable a la hora de legislar, allí no emitiría un proyecto de ley sin convocar a los representantes de la abogacía. Ellos han construido poder real en defensa de los intereses del sector, tienen poder de lobby (en el buen sentido) en cambio aquí se nos ignora, se nos ataca y humilla.
Desde nuestra agrupación creemos indispensable construir poder real e independiente para defender a nuestros matriculados, la institucionalidad y la institución, el ejercicio profesional, las incumbencias, el estado de derecho, nuestra constitucional nacional y los tratados internacionales.
Entonces debemos debatir, enfrentar y poner sobre la mesa de discusión de que tipo de abogacía queremos, no nos interesan los sellos, ni las placas vacías de contenido, queremos acción y que se ponga en valor el ejercicio profesional.
Otro de los problemas que hoy atraviesa la abogacía son la regulación de honorarios profesionales. Honorarios que muchas veces se regulan arbitrariamente por los y las juezas en ejercicio de su poder -quienes tienen estabilidad y garantizado sus ingresos mensualmente- sin merituar la tarea, el compromiso, el conocimiento, el trabajo previo a formalizar una pretensión, etc.
La palabra honorario viene del honor, es por causa del honor. Es nuestra retribución por hacer nuestro trabajo.
Mira la paradoja de quienes tenemos doble matricula -en la Provincia de Buenos Aires y en Capital Federal-, dos leyes distintas establecen la unidad arancelaria para regular los honorarios profesionales, entonces depende dónde ejerzas, cuánto te regulen.
La legislación vigente en esa materia, en la Provincia de Buenos Aires, dice que, la unidad arancelaria para las y los abogados que ejercemos allí (establecida por la ley 14.967- unidad JUS) es de $ 23.143, mientras que el valor de la UMA, que regula el poder judicial nacional, es de $ 40.571 y en la ciudad de Buenos Aires (lo establece la ley 5.134) $ 68.284 pesos. Es decir que, por vivir solo a pocos kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, nuestros honorarios se ven disminuidos en algunos casos mas del triple (haciendo la misma tarea) ello viola directamente lo que ordena la Constitución Nacional, en su articulo 14 bis que establece que:“…igual remuneración por igual tarea”. En consecuencia es justo y necesario que esas discordancias y, desigualdades, se corrijan. Además quienes atravesamos el riachuelo debemos adicionarle el costo de los viáticos, la doble imposición de matrícula, etc.
Desde EADA creemos que tenemos que poner en valor la abogacía y defender que las regulaciones de honorarios sean justas y equitativas.
El valor social y trascendental que tiene la abogacía nos obliga a ser mejores. Nuestra profesión es la única que integra uno de los tres poderes del estado, el Poder Judicial, donde los jueces y las juezas igual que sus secretarias y secretarios y prosecretarios deben ser abogadas o abogados para ejercer sus funciones. Aleatoriamente también el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo, aquí debo mencionarte que todos ellos y ellas forman parte de la matricula de los colegios profesionales.
En consecuencia, la profesión de abogados y abogadas debe ser de excelencia con plena conciencia del rol social que ejercemos y para ello la colegiación debe estar en sintonía con esa exigencia…. ¡claramente hoy no lo está!.
La única verdad es la realidad y la realidad es que no formamos parte del poder real, no tenemos incidencia, ni lobby que haga la fuerza necesaria para estar en radar. Nuestro gremio carece de representación, no es órgano de consulta ni referencia. Luego de los hechos recientemente vividos y aquí relatados claro esta que no alcanza con postear en la redes sociales para defender nuestra noble profesión y el ejercicio profesional.
Otro problema a abordar es la incorporación de la o el novel abogado a la matricula. Un profesional, que hasta hace unos días era estudiante, se suma a las filas del ejercicio profesional sin la praxis necesaria. Debemos estar preparados para recibirlos y guiarlos. Muchos de nosotros no hemos contado con padres, madres y/o familiares cercanos que pudieran transmitir esa experiencia. Creemos que allí el Colegio tiene un rol fundamental de acompañamiento, de seguimiento, de contención, de formación. Ahí es donde tenemos que profundizar sobre la buena praxis, la ética profesional, el respeto a las normas, las y los colegas y el proceso, debemos poder transmitirles que: “no da todo lo mismo”. Ahí es donde la intervención que hagamos quienes creemos de verdad en una abogacía distinta nos convoca.
Es ahí donde nuestro Colegio tiene que llenarse de noveles, de profesionales de mediana edad y también de nuestros mayores, las instalaciones tienen que contener vida, charlas, compartir saberes, experiencia. Debemos humanizar la abogacía, ponerle el corazón y vocación de servicio.
El ejercicio de la abogacía muchas veces es solitario, necesitamos de la opinión de otro colega, la escucha, la consulta, la solidaridad y camaradería, entonces es allí también donde los dirigente de la colegiación debemos generar espacios de encuentro para cobijar a las personas que abogan y no como hoy, que solo refleja una planilla de gastos en Excel.
Ese es el sentido de intervenir en la próxima elección del Colegio Público de Abogados, venimos a jerarquizar nuestra profesión amada, queremos que el edificio de la calle Corrientes sea la segunda casa de la y los abogados.
Otro problema que debemos abordar a tiempo es el desafío que impone la llegada de la inteligencia artificial, donde una app pretende suplir nuestros saberes, también allí debemos proteger el ejercicio profesional y brindar herramientas útiles para afrontar esa nueva realidad. Debemos poner el foco en que somos seres humanos, personas con sentimientos y sentido común que no nos rige la lógica de las estadísticas, cada uno de nosotros es único, al igual que cada caso, en consecuencia depende de nuestra sabiduría y formación (poniendo la tecnología a nuestro servicio) para que nuestro ejercicio profesional, sea necesario, indispensable y único.
¿Por qué los matriculados deberían acompañarlos en las próximas elecciones?
–Bueno parte de esta respuesta la vas a ir encontrando a lo largo de esta entrevista, pero puedo agregarte que somos una agrupación genuina, nacemos de la necesidad de cambio, de un cambio profundo para reivindicar la abogacía.
Venimos a proteger el ejercicio profesional y a sus matriculados.
Tenemos experiencia, vocación, ideales, fuerza y convicciones. Venimos a cambiar el statu quo colegial.
Queremos sacudir las viejas estructuras encalladas en nuestro colegio. Vamos a incomodar a las y los dirigentes que solo lo utilizaron como moneda de cambio en sus estructuras partidarias y, en función de sus intereses y privilegios.
Tenemos vocación de servicio y queremos revolucionar la abogacía.
Nuestra joven intervención en la política colegial tiene ambición de poder, que como dije, es para transformar la abogacía en beneficio de las y los abogados.
EADA es joven, pero no por ello inexperta, muchos de nosotros hace años que ejercemos libremente la profesión de abogados, militamos las filas colegiales, sabemos porque es necesario dar la pelea y que hacer para ofrecer soluciones.
Más que nunca desde la vuelta de la democracia necesitamos una representación colegial independiente, creativa, poderosa, decidida a enfrentarse al poder, con espíritu de cuerpo, para defender nuestras incumbencias profesionales, los derechos y fortalecer el sistema democrático.
Por eso les pedimos que el día 16 de abril, vengan, nos voten y juntos transformemos la abogacía para todos y todas.